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En defensa del Olivar de Chamartín

OLIVAREROS DE AGROSEGURA EN AUXILIO DEL OLIVAR DE CHAMARTÍN



"El "Olivar de Chamartín". Un paraje madrileño protegido

A muchos gienenses les habrá sorprendido la noticia de que, en el pasado mes de abril, en medio de la labor de poda de los miles de olivos de Jaén y su sierra, José María Ferré Quijano , Presidente de la Cooperativa Agrosegura de La Puerta de Segura (*)se preocupara de enviar a Madrid unos expertos (Ramón Olivares Cespedal y Gregorio Fernández Flores), no para negociar con las autoridades nacionales, sino para prestar ayuda ¡manual! de saneamiento y poda de un puñado de olivos centenarios madrileños pertenecientes al llamado "Olivar de Chamartín". ¿Acaso se están "decorando" con olivos centenarios los jardines en torno a los nuevos rascacielos más allá de la llamada "Puerta de Madrid" al fondo de la Castellana?
Afortunadamente, no se ha llegado a someter a unos olivos centenarios a un degradante trasplante. El "Olivar de Chamartín" estaba ya donde está cuando el Emperador Napoleón llegó a poner sitio a Madrid, hará pronto un par de siglos, y se alojó en Chamartín de la Rosa, en un palacio de recreo del Duque de Pastrana. Sus tropas acamparon en el "Olivar del Balcón", para vigilar, desde ese mirador natural, allá en su lejanía, a la capital rebelde (cuyo casco urbano sólo llegaba hasta lo que es hoy la Biblioteca Nacional (entonces La Veterinaria) y la Puerta (hoy Plaza) de Bilbao.
Al "Olivar del Balcón" (antiguo nombre del "Olivar de Chamartín) se ascendía por la "Cuesta del Zarzal", viniendo de Madrid a Chamartín. Desde Chamartín, Napoleón Bonaparte nos hizo a los españoles un buen regalo, cuyo segundo Centenario deberíamos celebrar en 2008: el decreto de abolición de la Inquisición. Y, afortunadamente, sus soldados no sintieron la necesidad de talar los olivos, ya que el "Olivar de Chamartín" conserva ejemplares multiseculares.
El "Olivar de Chamartín" (donde, por cierto, se halla también el más imponente y majestuoso madroño de la "ciudad del oso y del madroño"), es hoy un curiosísimo enclave de naturaleza en el área norte de Madrid, donde la avidez de suelo sobre el que alzar rascacielos ha convertido cada palmo de terreno en una mina de oro. La urbe ha ido engullendo lo que hasta no hace mucho era una frontera entre la ciudad propiamente dicha y un campo que preludiaba la serranía y por donde penetraban en Madrid bocanadas de aire puro.
Gracias a un acuerdo unánime del pleno de la Junta municipal de Madrid, al "Olivar de Chamartín" se le va a conceder el máximo grado de protección en el Plan General de Ordenación Urbana y, asimismo, a la "Casa Menéndez Pidal", hoy sede de la Fundación Ramón Menéndez Pidal. Es una decisión que hay que agradecer al organismo competente del Municipio y al extraordinario eco, nacional e internacional, que tuvo el llamamiento de un grupo de "Amigos del Olivar de Chamartín", a través de Internet, cuando sobre ese espacio natural se cernía, por falta de protección urbanística, la amenaza de ser desnaturado, lo que dio lugar al envío de más de 2.500 cartas de personas individuales e instituciones que conocían y apreciaban ese histórico olivar. En la actualidad, el tema "Amigos del Olivar de Chamartín" ha dado lugar a unas 25.000 páginas en la red.
¿Qué hay de singular en este "Olivar" urbano, madrileño, para merecer tan especial atención en una España con hectáreas y hectáreas de hermosísimos y utilísimos olivares? Creo que el ser ejemplo de lealtad, y de fidelidad continuada a la Historia: la permanencia de esos olivos constituye un símbolo visible de la continuidad siempre viva de valores y objetivos culturales en cuya caducidad los "conservacionistas" de ese enclave de Naturaleza no creemos, por más que cada tiempo aporte nuevas realidades (muchas negativas, y otras positivas, que también las hay).
El que el olivar de la Cuesta del Zarzal -de ser un paraje entre Mahudes y Las Cuarenta Fanegas en los campos situados al Norte de la ciudad de Madrid- pasara a ser una referencia toponímica en los círculos científicos y humanísticos de Europa y de las dos Américas en el primer tercio del siglo XX, se debe a un hecho del que este año de 2007 se está celebrando su Centenario: el decreto de creación, por un gobierno ilustrado de la Monarquía, de la "Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas", institución que, en un rápido proceso de recuperación del distanciamiento de España respecto al progreso mundial de la Ciencia, logró incorporar nuestro país al grupo de naciones destacadas en el desarrollo de la investigación y la enseñanza. Ignacio Bolívar, Presidente de la Junta tras Santiago Ramón y Cajal, y Director del Museo de Ciencias Naturales, así como su hijo Cándido Bolívar, Ramón Menéndez Pidal, Vicepresidente y Director del Centro de Estudios Históricos, así como su yerno Miguel Catalán, José Castillejo, Secretario General de la Junta, juntamente con el Catedrático de ictiología y piscicultura, construyeron sus residencias permanentes en el "Olivar de Chamartín", creando una pequeña "Casa de campo" intelectual, desde donde realizaron su labor de remodelación de las bases culturales, científicas y pedagógicas de España. Como revalorizadores de la Naturaleza española, enriquecieron el primitivo olivar con la flora característica de la Sierra central, especialmente con su variado muestrario de plantas aromáticas, tan poco apreciadas por la burguesía ciudadana española y tan envidiadas por los viajeros internacionales que accedían al "finisterre" europeo que entonces era la Península.
Que el "Olivar de Chamartín" sea un patrimonio, no sólo de interés para el Municipio y la Comunidad de Madrid, sino nacional o incluso universal , depende de la rara continuidad en él, no sólo de la memoria histórica de un grupo de hombres que presidieron la mayor transformación cultural que ha presenciado este país en tiempos modernos y de la institución que crearon y cobijó esa transformación, sino de una parte del quehacer científico por ellos iniciado, gracias a la permanencia, en la "Casa Menéndez Pidal" (hoy sede de la "Fundación Menéndez Pidal) de unos fondos archivísticos únicos (entre ellos el "Archivo del Romancero pan-hispánico") y de una constante labor investigadora en ellos basada que viene trasformando en diversos campos del saber el panorama heredado.
La petición de ayuda a los olivareros gienenses, tan solícitamente atendida por la Cooperativa Agrosegura de La Puerta de Segura y, en especial por Ramón Olivares Cespedal, responde a la percepción de la Fundación Ramón Menéndez Pidal de que el "Olivar de Chamartín" no es un jardín gobernable con criterios de jardinería ornamental o paisajista, sino un ejemplo, en la capital del Estado, de uno de los dones más notables con que la Naturaleza ha personalizado y enriquecido a España, cuyo cuidado concierne y sólo puede ser debidamente llevado a cabo por olivareros.
Así lo comprendió y valoró ya Ramón Menéndez Pidal cuando decidió "echar raíces" en aquel olivar de las cercanías de Madrid y lo expresó con estas palabras: "El olivo, árbol de la sabiduría de Minerva. Un don del cielo al pueblo elegido. Recibo como un don estos olivos que yo no planté". Y así lo comprendieron ya otras generaciones de olivareros que, en los difíciles años de la posguerra, consideraron a Ramón Menéndez Pidal como si lo fuera y buscaron su patronazgo para hacer la defensa del olivo y exponer su historia.
Y al cabo de los años, los olivareros de Agrosegura vinieron a Madrid para podar y tratar los viejos olivos de Chamartín, gratuitamente, sin aceptar pago alguno.
Y, por otra parte ¿acaso existe dinero en el mundo que pueda pagar esta solidaridad, esta generosidad, y esta fraternidad inter pares?
En nombre de la Fundación Menéndez Pidal doy las gracias a José María Ferré Quijano, presidente de la Cooperativa Agrosegura, a Ramon Olivares Cospedal y a Gregorio Fernández Flores, que hicieron un magnífico trabajo. Es un honor tener esta deuda de gratitud con ustedes, y reconocerla públicamente.

Diego Catalán, Presidente de la Fundación Menéndez Pidal

Imagen de cierre: Olivar con cielo azul, de Vincent Van Gogh

(*)Sociedad cooperativa andaluza del campo Agrosegura
Puerta de Segura, s/n - C.P. 23360 - La Puerta de Segura (Jaén)
Teléfono 953 48 64 23
www.agroseguraaceites.com


 


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