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En defensa del Olivar de Chamartín

APOYO DE JOSÉ MANUEL PEDROSA



Estimados Sres. de la Fundación Areces:

En los años en que me formé como filólogo, la Casa, la Biblioteca, el Archivo de don Ramón Menéndez Pidal fue un lugar que siempre me acogió con generosa hospitalidad, un centro de investigación en el que aprendí, gratis, dentro de un espíritu de absoluta apertura, gran parte de las cosas que sé, un lugar en el que conocí y trabajé con personas decisivas en mi vida personal y académica.
Entre ellos (y ahorro el elenco completo de nombres ilustres), con Diego Catalán Menéndez-Pidal, a quien considero (muchos consideramos) uno de los filólogos e historiadores más fecundos, originales, importantes e influyentes que ha habido en la historia de nuestro país.
Creo que no me equivoco si afirmo que, durante muchísimos años, el que seguimos llamando, con cariño, "Seminario Menéndez Pidal" fue, y sigue siendo, un auténtico oasis en el páramo filológico de nuestro país, un centro de auténtica y rigurosa investigación, que desde los años 70 hasta hoy no ha conocido, muy posiblemente, parangón en lo que se refiere, en términos cuantitativis y cualitativos, a sus resultados académicos.
Hoy, ya como profesor titular de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Alcalá, sigo recogiendo los frutos de lo allí aprendido, y todas y cada una de las generaciones de mis alumnos siguen, también, beneficiándose de la formación que yo recibí en aquel lugar, puesto que siempre cuido de transmitir lo que allí me fue regalado con el mayor respeto y orgullo.
Saber que todo aquello peligra por intereses espúreos, bastardos, inconfesables, me llena de desconsuelo e indignación, y también de inquietud por el futuro no ya de la Casa y de la Fundación Menéndez Pidal, sino de nuestro país. Acaso no debería extrañarme que, en los azarosos y cainitas tiempos que corren, una labor tan descarada y tan facinerosa de acoso y de destrucción de nuestro patrimonio colectivo se esté llevando a cabo. Pero sí me extraña que se esté cebando contra una institución de tan enorme e internacional prestigio como la Casa de Menéndez Pidal, y con unos modos e ingredientes que repugnan profundamente a todos (y cada día somos más) los que estamos al corriente de tan insólita e incomprensible situación.
Ruego a la Fundación Areces que cumpla todos los compromisos adquiridos con la Fundación Menéndez Pidal, que son compromisos que les obligan también ante toda la comunidad académica y ante el conjunto de la sociedad española; que respete y preserve el lugar, los fondos, las personas, las actividades científicas y el entorno de la Casa de Menéndez Pidal; y que vuelva (la Fundación Ramón Areces) a ser referente, como lo fue tiempo atrás y como no lo está siendo ahora, en la defensa del patrimonio cultural de todos.
Quedo, como muchos otros inquietos y vigilantes colegas y amigos de todo el mundo, a la espera de conocer las medidas que se tomen, desde esa Fundación Ramón Areces, para garantizar el presente y el futuro, el continente y el contenido (y el entorno), de la Casa de Menéndez Pidal, de la Fundación Menéndez Pidal, y de todas sus actividades académicas, con las que la comunidad española tiene pendiente tan gran deuda.

José Manuel Pedrosa
Facultad de Filología
Universidad de Alcalá
Autor de  "Las dos sirenas y otros estudios de literatura tradicional (De la Edad Media al siglo XX)", "Edición crítica de Cancionero sefardí de Alberto Hemsi" (editado por Edwin Seroussi, Paloma Díaz-Mas, José Manuel Pedrosa, Elena Romero y Samuel G. Armistead (Jerusalén: The Hebrew University, 1995), "Tradición oral y escrituras poéticas en los Siglos de Oro", "Cancionero de las montañas de Liébana, Entre la magia y la religión: oraciones, conjuros, ensalmos" 

Para leer el resto de las cartas de quienes nos han dado permiso para publicarlas: "Cartas de los Amigos del Olivar de Chamartín "

Imagen:  Notas de Ramón Menéndez Pidal sobre Landarico. Archivo Digital Menéndez Pidal
 
 

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