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En defensa del Olivar de Chamartín

DIEGO CATALÁN: SOBRE LA OBRA DE D. JOAQUÍN DE ENTRAMBASAGUAS


 

ES NECESARIO HACER CRÍTICA

(Algunos aspectos de la obra del profesor Joaquín de Entrambasaguas)*

     Ocupado en la enseñanza de la literatura española en el Bachillera­to cayó en mis manos una edición para estudiantes de tres poetas, titu­lada Antología de los Manriques,  poetas del s. XV por don Joaquín de Entrambasaguas, tercera, edición, año  1949 (primera ed.  de  1940)  Clási­cos Ebro, T. VIII.
    Esta edición,  hecha por un catedrático de la Universidad de Madrid, la recomendé en un principio inocentemente a mis alumnos, pero un día, al repetir  uno de ellos las conocidísimas coplas de Jorge Manrique, me sorprendieron en su recitación algunas palabras ininteligibles atauijos, toujeramo, que naturalmente le corregí. Trabajo me  cos­tó creer sus afirmaciones de que cuanto decía estaba en el texto del Sr. Entrambasaguas; solo hube de rendirme ante la evidencia: Efectivamente, allí,  en la pág.   113, versos 223-25,  donde Jorge Manrique dice "los jaeces, los caballos/ de sus gentes, e atavíos/ tan sobrados..." el Sr. Entrambasaguas imprime e atauijos tan sobrados, aclarando en notas "(atauijos), de ataujia,  obra de arte hecha por los moros embutiendo unos métales en otros,  semejante al damasquinado que se fabrica en Toledo y en Eibar". El catedrático Sr. Entrambasaguas ignora las más ele­mentales normas de la ortografía vigentes hasta en el siglo XVI, desconociendo las correspondencias u=v, j=i.  Y digo ignora porque la falsa lectura del Sr. E. no está motivada por una ofuscación ocasional, ya que en las propias Coplas de Jorge Manrique (pág.   110, v.   145-152)  vuelve a imprimir algo similar; "Si fuese en nuestro poder / hacer la cara hermosa.../ que diligencia tan viva / toujeramo  (sic) toda hora..."/. El extraño toujeramo ha de leerse naturalmente tovieramos. Pero el Sr. E.  reafirma su error en nota según acostumbra:   (toujeramo)  "form.  ant: Trujéramos o trajéramos".
      Descubiertos tan graves errores me entretuve en repasar con deten­ción las  126 páginas del libro del Sr. E.,  y hallé tantos que me creo en el  deber de poner en guardia a cuantos pudieran caer en la tentación de manejarlo.
      No voy a señalar aquí los innumerables errores de lectura que ofuscan el texto, pues no hay página sin varios de ellos. Me limitaré solo a destacar algunos de los disparates que van reafirmados en notas  (además de los ya citados atauijos y toujeramo, y que por tanto no son fruto de ligereza sino de la meditación de un profesor que quiere guíar al público en la comprensión de los clásicos.
    Así por ejemplo, pág.  41, v.  30  (Habillada)  "es latinismo"  según la nota del Sr, E.,  todo el mundo sabe que en español se trata de un ga­licismo  (comp. fr, habiller) y que esta palabra es en francés un celtismo  (de donde salen bille, billard)   (comp.  en el vulgarísimo diccionario de Meyer Lübke la voz gálica bilia o FEW sub bilia, y Wartburg Probs. y Mts.  de la Lingüística,  ed.  esp.  pág.   l86-187). ¿Tendrá el Sr. E. en su diccionario latino el verbo habilio,  as, are?
      Pág. 52, v. 5: Cuando Gómez Manrique dice Tu fuste desde ab eterno, el Sr. E. se lanza a corregir el correcto ablativo  del texto, que le parecía mal latín, sustituyéndolo por un disparatado acusativos "ab aeternum, desde la eternidad". (¡Por menos suspenden en el Examen de Estado! se asombró uno de mis colegiales)
      Pág.  55, v.  63: Nueva y extraña nota de la palabra alcandora "Al­candora se llamaba la hoguera o fogata que servía de señal. Aquí el sen­tido es que el Marqués de Santillana,  a quien se refiere, venía a ser la luz  poética de Juan II de Castilla». El pasaje anotado dice así «¡Oh Castilla»  llora, llora / una perdida tamaña/ e tu real alcandora, / pues es llegada la hora, / con las tus lágrimas baña".
      Bastaba acudir a fuente tan poco recóndita como el Diccionario de la Academia para saber que alcandora significa aquí "una vestimenta a modo de túnica", ya que el Sr. E. nunca había tropezado con versos tan conocidos como los de Villasandino a una bella mora o los del romance  de la linda Melisenda (Todas las gentes dormían...) vistiérase una alcandora / no hallando su brial/  que otros nos sabemos de memoria. Gómez Manrique, pues, no quiere, como afirma el Sr. E.,  que Castilla llore sobre una hoguera y trate de apagarla con sus lágrimas,  sino que representándose a Castilla como una mujer,  le dice que llore hasta empapar en lágrimas su vestidura.
      En la pág. siguiente (la 56) se dice en nota aclaratoria de los v. 76-78, que Tebas es "capital de la Croacia (Grecia)" ¿Cómo se con­funde el Sr. E, olvidándose de la Beocia?
      Dos páginas más adelante (en la 58) nos sorprende una nueva nota,  la que pretende esclarecer al lector ignaro el sentido del verso 9:  Comienza así la invocación de las coplas para el Sr. Diego Arias de Ávila de Gómez Manrique: "De los más el más perfecto /  en los grandes el mayor,/  Infinito sabidor/ de mí, rudo trovador/ torna sotil e discreto,/  que sin ti prosa nin rimo /  es fundada /  nin as puede facer nada, / Joannis primo/”.
      Sin conocimientos especiales,  simplemente con la lectura de esos versos y con los que siguen inmediatamente: “Tú que das lenguas a mudos, / faces los bajos sobir”,  etc. Bastaba para comprender que esta invocación estaba dirigida a Dios Nuestro Señor; el Sr. E. no ha en­tendido ni una palabra y con su perspicacia habitual cree que el autor habla con el mismo Diego Arias (¡!) anotando así el verso “Joannis  primo”: "Primo de Juan, refiriéndose a Juan II. El sentido de este tratamiento, muy frecuente en la época ya se explicó". Pero lo inexplica­ble es el atrevimiento del Sr. E., así como también el que no sepa que ese Joannis primo no quiere decir sino “En el primer capítulo del Evangelio de San Juan. En efecto allí, en el Evangelio de San Juan habría encontrado en Sr. E., en el capítulo I (que se lee todos los días en la misa), versículo 3º, estas palabras refiriéndose a Dios: “et sine ipse factum est nihil, quod factum est”.
      Pero en fin, para no ser insistente no voy a pasar de esta página.1
      En verdad, antes de haber leído otras  obras del Sr. Entrambasaguas,  tamaños errores me llenaron de  estupor; pero  después de dar una ojeada so­bre algunas de sus contribuciones en cuerpo  24 a la ciencia española, ya nada me asusta.
      ¡Cómo ha de asombrarnos esta edición de los Manrique, si el gran descubrimiento como lopista del Dr. Entrambasaguas es una  hija natural inédita del Monstruo de la Naturaleza y "un amor de Lope de Vega desconocido, Doña María de Aragón”**que, como todo el mundo estaba harto de saber, no eran sino la hija y la mujer legítimas de Lope de Vega Portocarrero, Presidente, Gobernador y Capitán General de la Audiencia de Santo Domingo.  El Sr. E. pregona éste su sensacional descubrimiento en el discurso de  Apertura de 1935-36 en la Universidad de Murcia: ¡Un amor de Lope de Vega desconocido! Me imagino el gesto de asombro de quienes, enterados de la vida del Fénix, se enfrenten con este trabajo”
        Grande fue,  en efecto, el asombro de los lopistas al ver la inocente vanidad de este escrito (donde se nos habla eruditamente de los padres de la la amada, panaderos de la viuda de Maximiliano II, de su tío Fabricio de Mora,  de su futuro marido Hans Uquer etc. y se llega a identificar a Doña María de Aragón con la Marfisa de la Dorotea)  cuando la personalidad de Lope de Vega Portocarrero era de sobra conocida, y, entre otros que habían tratado de él, Gómez Centurión, allá por el año de 1913   (Bol. R.  Acad.  Hist. T. LXIII, pág.  271) nos había dado noticias de él,  de su mujer María de Aragón y sus descendientes Hubiese basta­do al Sr. E. un mínimo conocimiento bibliográfico para librarse de semejante pitaflada.
      ¡Cómo ha de asombrarnos la desventura de entrambos Manriques, si en uno de sus últimos libros,   Obras de Pedro Lainez (C.S.I.C. 1951) pág. 415 don Joaquín de E.,  con su habitual incomprensión de los textos que publica llega incluso a dividir en dos poesías lo que es una sola, convirtiendo el quinto verso de una estrofa en título de lo que cree ser una nueva composición y no es sino el final de la misma ¡sin atender a que dejaba coja una quintilla!   ¡sin oir que el presunto titular rimaba con dos versos inmediatamente anteriores ¡Y sin tener para nada en cuenta el sentido de la cercenada poesía!
        ¡Cómo ha de asómbrarnos  si al citar un texto italiano (en su artí­culo Elegías de L. de V., en la muerte de Jerónimo de Villaizán,  publ.  en Fénix 1935; pág. 135) lo corrompe  en tales términos que deja de ser idio­ma conocido!. En 23 líneas de texto el Sr. E.   comete cuarenta y tres fal­tas. He aquí,  a modo de ejemplo,  algunas de ellas  (entre paréntesis doy la lección correcta)| nuevo  (meno),  dipinti  (di piu ti), in aqui  (ogni), di loco  (loro), una Comedia falta da lazo cuaiti curíeme (una Commmedia fatta da  loro uniti insieme), cuastri (mostri),  Preti (Poeti), Ulosta (Mostri),  che meritó l’udriura e  la lade  (che mérito l’udienza e la lode), mieis bunli  (miei Emuli), sua anche el credito (ma anche il credito).
       ¡Cómo ha de asombrarnos la malhadada edición estudiantil que reseñamos si en una obra titulada "Lope de Vega y los preceptistas aristotélicos"   (1932) el Sr, E. lee así un verso de Lope "de los aristélicos  de las cremas"   (pág.  404, v. 330) anotándolo por triplicado! "Aristélicos no consta en ninguno de los diccionarios y glosarios que he consultado, ni recuerdo haber dado con esta palabra en ninguno de los textos del siglo de oro que conozco. Tal vez pueda tratarse de un diminutivo de arista o pajilla de la espiga tan conocida como muy combustible"; (Las)  “falta en el manuscristo";   (cremas) "Quemas. Se refiere a las de los autos de fé,  sin duda alguna,  como Covarrubias considera  el quemar  por  antonomasia la pena de herejes sométicos (sodomitas) y falsarios de  moneda". Cuando ni se trata de pajitas combustibles ni de quemar somoditas,   sino de leer bien "aristotélicos teoremas",  lectura que podía habérsele ocurrido al comentador Sr. E., estando escribiendo esta su obra maestra acerca de los preceptistas aristotélicos!.  Huelga todo sabroso comentario. Sólo diré que la lectura “aristélicos de las cremas”  sigue siendo mantenida por el Sr. E. durante al menos diez años, pues vuelve a estamparla en sus "Cardos del jardín de Lope”,   ed. C.S.I.C.,Madrid 1942 3.

Diego Catalán, año 1952.

NOTAS

Sirvan de ejemplo estas anotaciones del Sr. E.  reveladoras de su gran cultura: pág. 69 nota del verso 2 que reza donde vuestro vulto vi, de una poesía “A una dama que iba cubierta”;  "bulto hasta  época mderna equivalía a figura o escultura” ( cfr. Dicc.   Academia vulto:  cara); pág. 71 v 2 nota el toponimo Matapozuelos: “pueblo de la provincia de Madrid” (es de  Valladolid cfr. Dicc. Madoz);    105 v. 27 nota al vino de Villarreal “los vinos famosos ya en esta época … de  Villarreal (Castellón)” . El poeta se refiere, claro está, al Villarreal  manchego, hoy Ciudad Real (según el cambio honorífico de nombre concedido por Juan II) ) cfr. La Serranilla de  la Zarzuela  Yo me iba, mi madre, a Villarreale); pág. 116 v,  323 Marco Tulio en la verdad que prometía;  la lección verdadera es Marco Atilio, pero el Sr. E. nos aclara el verso eruditamente "Marco Tulio Cicerón".  Añádase a todo ésto que el Sr. E.  repite lamentablemente todas las erratas del texto publicado por Cortina en 1929 (ej. “que nos dejen da deshora” pag 108 v. 110, léase “a deshora”) y hasta alguna anotación equivocada (pág. 114, nota a los versos 253-58). Todos estos errores habían sido ya señalados por A. Castro RFE XVII 1930,  y Cortina los corrigió en su edición de 1941.

2   Un facsímil de la escritura de matrimonio entre Lope de Vega y Portocarrero con Doña María de Aragón ha sido reproducido  con poste­rioridad por F. Vindel ’’Por el honor de Lope de Vega y Portocarrero, Madrid 1941.

3  Últimamente un alma caritativa, dejándose llevar de su natural bon­dadoso libró al Sr, E. de reimprimir   una vez más su triple  anota­ción. El Sr. E., de acuerdo oon la advertencia,  corrigió la lectura en su ultima edición pero olvidó agradecer en nota la indicación de su bienhechor.

Notas del editor:

* Texto distribuido por el alumno Diego Catalán,  en mano,  al profesor don Joaquín de Entrambasaguas y a todos los profesores de Letras de la Universidad de Madrid, en el año 1952.

** Un amor de Lope de Vega desconocido : La "Marfisa" de la "Dorotea" (PDF) de Joaquín de Entrambasaguas. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

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(Transcripción publicada en Gatopardo de los folios reproducidos en Archivo del Romancero, patrimonio de la Humanidad9. FIN DEL SEMINARIO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS. FINAL DE LAS ENCUESTAS Y PUBLICACIÓN DIFERIDA DE LOS TRABAJOS SOBRE EL ROMANCERO, 1950-1954.)

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