FUNDACIÓN MENENDEZ PIDAL 1985-2005
En este año 2005 se cumplirán veinte desde que la reina doña Sofía, rodeada de las más altas personalidades de la cultura y con gran resonancia en la prensa de entonces (noviembre de 1985), inauguró la sede la Fundación Menéndez Pidal en la misma casa donde vivió y trabajó don Ramón hasta su muerte, situada en El Olivar de Chamartín. Jimena Menéndez Pidal entregó a la reina una rama de olivo y un ejemplar de la primera edición de Los españoles en la historia
Doña Jimena interpretaba así, de manera exquisita, lo que hubiera hecho su padre (Ya, 11-IX-1985).
La Fundación Ramón Menéndez Pidal, gracias al mecenazgo de de la Fundación Ramón Areces, ha hecho honor a los propósitos fundacionales, elaborando y publicando desde entonces treinta volúmenes sobre Historia y Filología, siendo el último de sus títulos la magna Historia de la lengua española de Ramón Menéndez Pidal que, como expone su reconstructor, constituye una catedral para una lengua en el año de El Quijote, la cual está a punto de salir a la luz con el patrocinio de la Real Academia Española (distribuida por Marcial Pons).
Sería una triste paradoja que en este año se iniciara el desmantelamiento de los últimos olivos madrileños, que (como destacó El País en un titular, 12-IX-85) seguían entonces (y aún siguen hoy) adornando la casa de Menéndez Pidal y la de Castillejo en el centenario Olivar de Chamartín.
La Fundación Ramón Menéndez Pidal, gracias al mecenazgo de de la Fundación Ramón Areces, ha hecho honor a los propósitos fundacionales, elaborando y publicando desde entonces treinta volúmenes sobre Historia y Filología, siendo el último de sus títulos la magna Historia de la lengua española de Ramón Menéndez Pidal que, como expone su reconstructor, constituye una catedral para una lengua en el año de El Quijote, la cual está a punto de salir a la luz con el patrocinio de la Real Academia Española (distribuida por Marcial Pons).
Sería una triste paradoja que en este año se iniciara el desmantelamiento de los últimos olivos madrileños, que (como destacó El País en un titular, 12-IX-85) seguían entonces (y aún siguen hoy) adornando la casa de Menéndez Pidal y la de Castillejo en el centenario Olivar de Chamartín.
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