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En defensa del Olivar de Chamartín

AMENAZAS DE MUERTE AL PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

Este artículo fue publicado en Gatopardo y en Periodista Digital
el 26 de mayo de 2006

El texto que se reproduce en la imagen, y otros por el estilo, con amenazas a Diego Catalán, lo ha puesto un anónimo comentarista, con IP 83.43.10.247, en la bitácora En defensa del Olivar de Chamartín
Diego Catalán Menéndez-Pidal, es el autor, entre otros libros, de El Cid en la historia y sus inventores; De la silva textual al taller historiográfico alfonsí : códices, crónicas, versiones y cuadernos de trabajo; El español: orígenes de su diversidad; Las lenguas circunvecinas del castellano; Romancero e historiografía medieval : investigación Seminario Menéndez Pidal; Lingüística ibero-románica: crítica retrospectiva, volumen I (Agotado); Crónica del moro Rasis; Lingüística ibero-románica : crítica retrospectiva [Obra completa] Agotado; Tradición manuscrita de la crónica de Alfonso XI, Agotado; Por campos del romancero : estudios sobre la tradición oral moderna Agotado; Arte poética del romancero oral [ Obra completa];De Alfonso X al Conde de Barcelós; Siete siglos de romancero. (Historia y Poesía) Agotado; El Archivo del Romancero: patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de historia.(2 volumenes); y ha elaborado las notas manuscritas que dejó Ramón Menéndez Pidal para la Historia de la Lengua Española (tomo I) y escribió Introducción a la Historia de la lengua de Menéndez Pidal (tomo II).
Es el propietario de los fondos documentales del Archivo del Romancero, que ha estado siempre a la disposición de los estudiosos en la sede de la Fundación Ramón Menéndez Pidal, centro de investigación y formación de investigadores e hispanistas de todos los países.
Su defensa del Olivar de Chamartín contra la especulación urbanística, y su petición, secundada por miles de personas en todo el mundo que enviaron su apoyo, dio el fruto apetecido, y hoy es un enclave que goza de la máxima protección como lugar de interés histórico.
Despreció ofertas millonarias con las que intentaron sobornarlo; la Fundación Areces ha interrumpido la subvención a la que se había comprometido, para la conservación y las actividades que lleva a cabo la Fundación Ramón Menéndez Pidal, que preside, y, no obstante, su ritmo de publicaciones y de trabajos no ha disminuido.
No es de extrañar que alguien tenga la tentación de eliminarlo fisicamente, aunque sea dándole ideas a un desquiciado matón, aficionado o profesional, o a un resentido social, geneticamente poco habituado al trabajo. Lo sabemos. Y esperamos que los inductores no sean tan ingenuos como para pensar que pueden quedar impunes, porque han dejado el rastro de una manada de elefantes.

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